Vamos a retomar la escritura en el blog por "One Night Stand" porque lo que se vio en el Palacio de los Deportes merece la pena escribirlo (aunque sea sólo para recordarlo dentro de un tiempo).
Voy a olvidarme primero de la organización de cero, las colas estilo matadero, las entradas falsas debido a unos ladrones, los maleducados y que hacía un calor que ni en el Sahara a pesar del frío de fuera. Y sí, también me voy a olvidar de la DJ del principio que fue un calentamiento a la que no tuvo que envidiar la más de hora y pico escuchando al King Of Pop Michael Jackson.
Los teloneros, Semi Precious Weapons no me sonaban ni un poco pero su música desenfadada y sinvergüenza a nada (como debe ser) nos dejó perlas como "Put a diamond in it", "Stick it with champagne" y "Semi Precious Weapons" de la cual dejó aquí el videoclip, absolutamente pegadizas todas y con gritos de guerra al estilo de "No puedo pagar el alquiler pero soy estupendo". Pura diversión pre-Gaga.
Gaga no se hizo esperar y entre los primeros acordes de "Dance In The Dark" pudimos descubrir el escenario más alucinante que he visto en mi vida (y he ido a un par de conciertos); hasta el telón era una pantalla. Paraíso visual para todos los espectadores.
Para no dejar de bailar y que no bajase el nivel de excitación del respetable Gaga introdujo "Just Dance" y "Beautiful Dirty Rich" que consiguió tener a la gente en pie hasta aquellos que estaban sentados en sus butacas en lo alto del Palacio.
Si "The Fame" y "LoveGame" sirvieron como una buena introducción a la ópera rock que estábamos viendo la cantante dejó muy claro que uno debe de quererse como es y que sus Pequeños Monstruos le ayudaban a pelear por ello cada día (Hasta de Telepredicadora Gaga hace que sus conciertos sean algo más).
"Boys, Boys, Boys" dedicada a su público gay según la Diva, tuvo para mi el mejor momento desde el punto de vista de coreografía con unos bailarines que consiguieron tener a todo el mundo saltando.
No eché de menos a Beyoncé en "Telephone", pero quizás fue la canción que me defraudó un poco ya que me la esperaba más rockera quizás.
De un piano en llamas salieron las perlas más tranquilas de la noche con "Speechless" y "Born This Way" su adelanto del álbum del mismo nombre que en una primera escucha me parece muy Gaga pero no de mis favoritas.
El dramatismo teatral llegó a su punto más álgido con una Gaga sin corazón (literalmente) tras ser atacada por sus bailarines en "Monster". Muy gore, pero tan artístico a la vez que a mi al menos me dejó un poco atontado por no haber visto antes un espectáculo tan completo.
"Teeth" y "Alejandro" fueron la mayor subida del concierto en el que Gaga se volvió a dirigir a su público para recordar que a ella si hay algo que odie más que el dinero es la verdad.
La parte final volvió loco y casi literalmente a más de uno con "Poker Face" y "Paparazzi" donde pudimos ver al verdadero "Monstruo de la Fama" que sólo podía ser combatido con fotos hacia él para que no acabase con la artista (involucra al público hasta puntos que uno no se espera).
El bis, obviamente, vino de la mano de "Bad Romance" que fue literalmente un subidón que duró unos 7 minutos; y es que alguno queríamos que eso durara toda una semana si fuera posible. Pero tenía que acabar y hay que admitir que la canción alargada dejó el mejor sabor de boca posible.
En definitiva, un 11 sobre 10 y si antes Lady Gaga me hacía gracia ahora realmente ya me consideró un "Lil' Monster" de estos porque con una diversión y un espectáculo tan inmenso quiero repetir.
2 comentarios:
Es irónico, parece que hubiera vivido en una búrbuja aparte, porque casi no he escuchado de ella, casi no he escuchado la música suya, pero me parece que ella es algo peculiar.
No te preocupes, Viagra. No te pierdes de nada bueno. Lady Gaga es un producto vacío y mediático para alimentar a las masas sedientas de música superficial que no saben de buena música, tal y como el que redactó esta noticia.
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