LA TAPADERA
PARTE 1 - 1: PRESENTACIONES
1 de Septiembre 2008
16:30 P.M.
Aeropuerto de Ginebra.
Por fin, ya he llegado a mi destino. El viaje ha sido largo, llevo 9 horas metido en un viejo boeing 747 y tenia unas ganas enormes de dejar este aire presurizado. La abertura de la compuerta fue un alivio comenzaba a animarme. Y es que todavía no sabia cual será mi verdadera función en este proyecto. Desde que fui reclutado no había recibido más información que las iniciales LHC y un pequeño manual de seguridad.
Estas iniciales significan Gran Colisionador de Hadrones, y era mi oportunidad de dejar algo en la historia. Hay gente que escribe libros, compone sinfonías o hace películas pero yo no valía para eso. Soy físico y solo sé de números y teorías, bueno también me encanta la mecánica pero no me voy a engañar, jamás llegaré a ser un Hawkins ni a ganar un Novel, por eso esta era mi oportunidad, colaborar en un proyecto de esta talla sería una experiencia increíble en lo personal y profesionalmente. He aquí mis motivaciones, lo suficientemente fuertes como para dejar casa, buen empleo y a Stanley mi fiel Pastor Alemán.
Después de recoger mi equipaje, me dirigí a la puerta de desembarque. Se suponía que ahora estaba en manos de la compañía y ella mandaría un taxi. Y si, así lo hicieron, al atravesar la puerta ahí estaba Moss, era un joven recién licenciado, y estaba haciendo su doctorado con ayuda del LHC, pero el pobre hasta ahora su doctorado se limitaba a “tráeme este café” “haz estas fotocopias” ”recoge a mis hijos” y por ultimo ”encárgate del nuevo en el aeropuerto”, no hizo falta que me dijera esto con solo ver su cara de circunstancia la deducción fue obvia. Una vez metido el equipaje en el coche, del cual se encargó el pobre Moss, claro está, tan solo me separaba del LHC una hora y media de camino.
Durante esta, Moss me puso al día.
Me comentó que el encendido del acelerador dos meses antes había transcurrido sin novedades y que si nada lo impedía, en 10 días sería el primer disparo. Este detalle la gente normal no lo entiende, se piensan que esto es encender, disparar y listo…pero no es así, el proceso de encendido es muy lago y tedioso. En primer lugar, hay que refrigerar los 8 sectores que componen el circuito, luego le sigue las pruebas electromagnéticas, el siguiente paso consiste en sincronizar el colisionador LHC con el acelerador, "el último eslabón en la cadena". Dicha sincronización entre las dos máquinas necesita "una precisión del orden de un nanosegundo". Y por último, lanzar el primer rayo dentro del circuito.
De repelente comenzó a llover, y Moss soltó un –“ya estamos otra vez, en este país siempre está lloviendo, es deprimente”. Pobre Moss lo tenía todo en contra.
1 de Septiembre 2008
16:30 P.M.
Aeropuerto de Ginebra.
Por fin, ya he llegado a mi destino. El viaje ha sido largo, llevo 9 horas metido en un viejo boeing 747 y tenia unas ganas enormes de dejar este aire presurizado. La abertura de la compuerta fue un alivio comenzaba a animarme. Y es que todavía no sabia cual será mi verdadera función en este proyecto. Desde que fui reclutado no había recibido más información que las iniciales LHC y un pequeño manual de seguridad.
Estas iniciales significan Gran Colisionador de Hadrones, y era mi oportunidad de dejar algo en la historia. Hay gente que escribe libros, compone sinfonías o hace películas pero yo no valía para eso. Soy físico y solo sé de números y teorías, bueno también me encanta la mecánica pero no me voy a engañar, jamás llegaré a ser un Hawkins ni a ganar un Novel, por eso esta era mi oportunidad, colaborar en un proyecto de esta talla sería una experiencia increíble en lo personal y profesionalmente. He aquí mis motivaciones, lo suficientemente fuertes como para dejar casa, buen empleo y a Stanley mi fiel Pastor Alemán.
Después de recoger mi equipaje, me dirigí a la puerta de desembarque. Se suponía que ahora estaba en manos de la compañía y ella mandaría un taxi. Y si, así lo hicieron, al atravesar la puerta ahí estaba Moss, era un joven recién licenciado, y estaba haciendo su doctorado con ayuda del LHC, pero el pobre hasta ahora su doctorado se limitaba a “tráeme este café” “haz estas fotocopias” ”recoge a mis hijos” y por ultimo ”encárgate del nuevo en el aeropuerto”, no hizo falta que me dijera esto con solo ver su cara de circunstancia la deducción fue obvia. Una vez metido el equipaje en el coche, del cual se encargó el pobre Moss, claro está, tan solo me separaba del LHC una hora y media de camino.
Durante esta, Moss me puso al día.
Me comentó que el encendido del acelerador dos meses antes había transcurrido sin novedades y que si nada lo impedía, en 10 días sería el primer disparo. Este detalle la gente normal no lo entiende, se piensan que esto es encender, disparar y listo…pero no es así, el proceso de encendido es muy lago y tedioso. En primer lugar, hay que refrigerar los 8 sectores que componen el circuito, luego le sigue las pruebas electromagnéticas, el siguiente paso consiste en sincronizar el colisionador LHC con el acelerador, "el último eslabón en la cadena". Dicha sincronización entre las dos máquinas necesita "una precisión del orden de un nanosegundo". Y por último, lanzar el primer rayo dentro del circuito.
De repelente comenzó a llover, y Moss soltó un –“ya estamos otra vez, en este país siempre está lloviendo, es deprimente”. Pobre Moss lo tenía todo en contra.
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