viernes, 24 de octubre de 2008

PATIO FILMS PRESENTA: LA TAPADERA 5

LA TAPADERA


PARTE 4-1: CALMA TOTAL

A los 4 días de trabajo, llegó la calma total. Todo estaba gobernado por la monotonía. Los días se convirtieron en noches y estas en días. Volvía al comienzo de mi viaje, volvía a respirar aire presurizado.

Mi tarea era sencilla, se limitaba a coger una pequeña PDA y desplazarme por el túnel con un coche eléctrico, parando en cada terminal, y comprobando los niveles del gas Helio, el estado de las conexiones eléctricas, la humedad del ambiente y una larga lista de factores que supuestamente podrían afectar al experimento. En cada paseo, hacía mis descansos cada vez que llegaba a algún sector. Mi favorito era el de Atlas, su majestuosidad era majestuosa, por decirlo de alguna manera. Esta máquina de 46 metros de largo y 25 de altura representaba lo que la Torre Eiffel en París.


Y ahora parecía abandonada a su suerte, sólo un equipo de 6 miembros estaba pendiente de su funcionamiento. Ese era el segundo punto que no entendía. Cada experimento que se llevaba a cabo en los diferentes sectores, debería contar con cientos de científicos, pero aquí solo había una veintena en todo el complejo, lo justo para vigilar el mantenimiento. Todo esto era extraño. El hábitat del complejo estaba preparada para 300 personas, que se repartían en los veinte barracones del nivel 1. Pero ahora la mayoría estaban vacíos. Solo 4 estaban ocupados, cada uno con 5 trabajadores.



Empezaba a pensar que alguna red de comunicación interna comunicaba todo el recinto con algún complejo en el exterior, que no había podido ver donde vivirían los demás científicos y aquí solo estuviéramos los chicos de mantenimiento. De alguna manera buscaba sentido a todo esto. Pero de vez en cuando el mito de Ascensión volvía a invadirme. ¿Por que no podía juntar todas las piezas del puzzle sin Ascensión por el medio? Me decía cada vez más a menudo. Pero de eso no hablaba con nadie, temía volver a ser el centro de toda burla. Con una vez tuve suficiente.

No volví a ver a Moss hasta el 8 día, dio la casualidad que ambos coincidimos en el túnel. Y si, forcé el encuentro, buscaba respuestas. Sin perder los papeles crucé mi coche delante del suyo y le pregunte porque me engaño.

Gordon. Siento haberte metido en esa situación, pero fue necesario, sabia que en vuestra conversación sacarías el tema de Ascensión. Debo rebelarte mi secreto. No soy un becario cualquiera, también fui reclutado, pero no por el CERN si no por la CIA.



Venga, Moss ya estamos con tus historias otra vez... no aprendes, ¡¡eh!! No quería seguir escuchándole, sabía que era una pérdida de tiempo. ¡¡Moss!! Tengo trabajo, debo a acabar mi última ronda, ya es tarde.

¡¡Gordon!! Levantó el tono y volvió a cogerme del brazo. Tienes que creerme. Lo que te conté era una verdad a medias, bueno hasta donde sabemos. La información es poca, se trata de un grupo con ideales propios, bien estructurados y llevan conspirando desde hace siglos. Es como esas órdenes religiosas que podemos encontrar en multitud de películas. Pero esta vez es real, su descubrimiento es reciente, es posible que no quieran destruir el mundo pero algo están tramando y todas las pruebas nos llevan al LHC.

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